«No se queden embarazadas. No tengan hijos hasta nueva orden. Semejante petición es la que han realizado a sus ciudadanas los gobiernos de Colombia, El Salvador, Honduras, Ecuador, Paraguay o Jamaica; ante el temor a las consecuencias que el virus Zika parece tener en las gestantes, y especialmente, en sus fetos.»
Algunos países, como El Salvador, piden a las mujeres que no tengan hijos hasta 2018, mientras que otros acotan la recomendación al indeterminado período de «mientras continúe la transmisión del virus». Sin embargo, todos parecen haber olvidado lo más importante: para evitar un embarazo hacen falta medios. Educación sexual, métodos anticonceptivos y, en última instancia, una legislación que permita a la mujer interrumpir su embarazo de forma segura.
Así inicia un profundo reportaje de El Mundo España, sobre la crisis de salud que ha exacerbado el Virus ZIKA en América Latina. Afectando especialmente a millones de mujeres en edad reproductiva, a quienes ahora se les pide que eviten a toda costa un embarazo, sin tomar en cuenta la carencia de herramientas para evitarlos o interrumpirlos en la región.
A continuación reseñamos y compartimos fragmentos de este importante reportaje.
Porque aunque en 2016 evitar un embarazo pueda parecer algo relativamente sencillo para muchas mujeres, para otras es realmente difícil. Y así lo demuestran las cifras del Instituto Guttmacher, que señalan que el 56% de los embarazos en Latinoamérica no son planificados, y que 23 millones de latinoamericanas desearían utilizar anticonceptivos pero no tienen acceso a ellos. A esto se suma la violencia sexual, muy presente en el continente: una de cada cuatro mujeres en la región la sufre, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Además, Latinoamérica es la única región del mundo donde continúa subiendo el embarazo adolescente: un tercio de las gestaciones en el continente corresponde a una menor de 18 años, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
En estas condiciones, parece bastante claro que evitar un embarazo no es tarea fácil en algunos lugares. No obstante, muchos gobiernos parecen ser menos conscientes de esto.
De esta manera, se hace aún más evidente la falta de políticas públicas que garanticen los derechos sexuales & reproductivos de las mujeres en nuestros países.
La educación sexual es en muchas zonas inexistente, los anticonceptivos nos son accesibles para muchas, y poder tomar la decisión de interrumpir un embarazo de manera voluntaria o ante una malformación fetal severa, un derecho reproductivo fundamental en gran parte del mundo, te lleva a la cárcel en Latinoamérica.
Por ejemplo, Honduras, que ha pedido a sus mujeres que, simplemente, «esperen» hasta que se acabe el Zika para quedarse embarazadas, mantiene su prohibición total de la anticoncepción de emergencia [más conocida como ‘píldora del día después‘]. Paraguay ya ha advertido que no permitirá la interrupción del embarazo a las embarazadas con Zika, y que seguirá manteniendo su penalización de hasta cinco años de cárcel por abortar. El Salvador, un país que ha pedido que la natalidad se ‘pare’ durante los próximos dos años, prohíbe la interrupción del embarazo de cualquier manera. «Allí hay mujeres con hasta 40 años de prisión por haber abortado«, explica Mónica Roa, vicepresidenta de Estrategias de ‘Women’s Link‘.
Me gustaría acotar el ejemplo de Venezuela, donde además hay un desabastecimiento de medicinas e insumos farmacéuticos del 80%, que hace casi imposible conseguir anticonceptivos, pruebas de embarazo caseras, o medicinas pre & post natales. Y al igual que casi toda la región, decidir terminar un embarazo es ilegal.
Por lo que básicamente, nos jodimos.
En Brasil, el ‘epicentro’ del Zika, «el aborto está considerado un crimen por el Código Penal. (…) La microcefalia, que probablemente podría estar causada por el Zika, no se encuentra, por tanto, entre los supuestos para interrumpir un embarazo de forma legal, a pesar de que ya han se han registrado 4.700 bebés nacidos con este defecto congénito en el país.
Roa considera que «la mayoría de las mujeres en la región no tiene control sobre sus vidas reproductivas». Esta colombiana enumera el explosivo cóctel de impedimentos que hace que la recomendación de evitar un embarazo sea, en estos momentos, inviable para miles de latinoamericanas: «La información y el acceso a anticonceptivos es muy limitado. La educación sexual, cuando existe, es muy pobre, y las barreras culturales para que las mujeres puedan negociar con sus parejas el uso de anticonceptivos son muy complejas. Además, existe un índice de violencia sexual muy alto y las leyes del aborto son bastantes restrictivas».
Así las cosas, no es de extrañar que el 95% de los abortos que se realizan en Latinoamérica sean considerados como inseguros, según el Instituto Guttmacher, ya que las mujeres no encuentran una vía legal de hacerlo de forma segura.
Y claro, las mujeres de menores recursos son siempre las más afectadas.
Para nadie es un secreto que el nivel de pobreza en la región es gigante, y cuando se trata de problemas de salud pública los pobres son las principales víctimas.

Millones de mujeres que no recibieron educación sexual adecuada, que no tienen los recursos para costear anticonceptivos regularmente, expuestas a altos grados de violencia sexual, y que no tienen ninguna forma de obtener o pagar por [ilegales] métodos seguros para interrumpir embarazos no deseados en su propio país.
Muchas de ellas mueren cada día al intentar poner fin a sus embarazos bajo condiciones nefastas, y si sobreviven corren el riesgo de terminar en prisión.
«En general, en temas de derechos reproductivos, independientemente de la legalidad, las mujeres que tienen dinero van a poder tener acceso a un aborto seguro, a la anticoncepción de emergencia o, si así lo deciden, a tener un bebé con microcefalia y asumir los costos sociales de esta decisión».
Como explica la representante de ‘Women’s Link’, «el verdadero problema lo tienen las mujeres pobres, en las que la inequidad en el acceso a los anticonceptivos aumenta aún más su exclusión». Para ella, el Zika representaría otra ‘trampa’ de la pobreza más en la vida de miles de mujeres latinoamericanas y sus familias: «Imagínate una mujer que, como no tiene acceso a anticonceptivos, ya tiene cuatro hijos. Queda de nuevo embarazada, se infecta con el Zika y tiene a su quinto hijo, que nace con microcefalia.Los sistemas de salud no están preparados para dar apoyo a estas familias, y eso hace que estas personas se encuentren cada vez más excluidas y con menos capacidad de respuesta».
En conclusión, la incapacidad de los gobiernos de América Latina para garantizar los derechos reproductivos de sus ciudadanas es OBVIA, inaceptable y aún más grave desde la llegada del ZIKA.
Me pareció interesante ver este mapa interactivo que compara las legislación en cuanto a la interrupción médica del embarazo a nivel mundial, donde vemos que las leyes reproductivas de América Latina se alinean más con las África & Medio Oriente, que con las de Europa, Norteamérica u Oceanía.

¿Recuerdas aquellas vez que pensaste lo mucho que te gustaría que tu gobierno y sus leyes se parecieran a las de de Siria o Afghanistan? ¿No? ¡Eso pensé!
Pero, cuando se trata de derechos reproductivos de la mujer, nuestros gobiernos tienen mucho en común.
Hasta la ONU se manifestó recientemente al respecto, solicitando a los países afectados por el ZIKA ofrecer asesoramiento de salud sexual & reproductiva a sus ciudadanos, y defender el derecho de la mujer a interrumpir el embarazo realizando un revisión jurídica de las leyes que prohíben el aborto.
La portavoz del organismo de la ONU, Cecile Pouilly, al ser consultada sobre los países que restringen el aborto, dijo en una conferencia de prensa: “Es por eso que estamos pidiendo a los gobiernos que se retracten y cambien esas leyes (…) No solo no le ofrecen la primera información que esté disponible, sino también la posibilidad de poner fin a sus embarazos si así lo desean”.
Yo me sumo a esa solicitud:
Queridos gobiernos, en vez de limitarse a pedir que evitemos embarazarnos y tener hijos por arte de magia, mientras cierran los ojos a la realidad, comiencen por crear una infraestructura que garantice nuestros derechos sexuales & reproductivos fundamentales.
Puedes leer el reportaje completo reseñado en este artículo aquí.