Rigoberta Menchú es una mujer indígena guatemalteca que ha dedicado su vida al activismo por los derechos humanos y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas en su país.

Nació en 1957 una numerosa familia campesina de la etnia indígena maya-quiché. Su infancia y su juventud estuvieron marcadas por la pobreza, la discriminación racial y la violenta represión. Varios miembros de su familia fueron perseguidos, torturados y asesinados por los militares o por los llamados «escuadrones de la muerte» guatemaltecos.

Tras estos hechos, sus hermanos decidieron unirse a la guerrilla, pero Rigoberta inició una campaña pacífica de denuncia contra régimen guatemalteco, haciendo especial énfasis en la sistemática violación de los derechos humanos de los campesinos indígenas.

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En 1987 se exilió en México huyendo dela represion estadal y comenzó su carrera como activista internacional. Su lucha le valió el cargo de embajadora de buena voluntad de la UNESCO, el Premio Nobel de la Paz (1992), siendo la primera indígena en ganarlo, y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998). Al regresar a su natal Guatemala, su reconocimiento internacional le permitió actuar como mediadora en el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla iniciado en los años siguientes.

Desde sus inicios Rigoberta ha reivindicado los derechos históricos negados a los pueblos indígenas  desde la llegada de los europeos al continente Americano, y ha apostado por la reconciliación etnocultural. Asimismo, siempre ha advocado por la desmilitarización y la justicia social en su país, Guatemala, así como el respeto por la naturaleza y la necesidad de igualdad de género.

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Con los recursos financieros que recibió con el Premio Nobel de la Paz estableció la Fundación Rigoberta Menchú Tum, con sede en Guatemala, una filial en México y otra en Nueva York. Esta organización impulsa programas educativos y de participación ciudadana con el fin de recuperar y enriquecer los valores humanos para la construcción de una ética de Paz Mundial, a partir de la diversidad étnica, política y cultural de los pueblos del mundo, en especial los originarios.

En el 2007 Rigoberta se postuló a la Presidencia de Guatemala. porteriormente logró el apoyo suficiente para oficializar su partido WINAQ y volvió a lanzarse en las elecciones de 2011. A pesar de no haber ganado en ninguna de las dos ocasiones, su postulación marca un hito importante en la participación política femenina e indígena para Guatemala y todo el continente.