Ayer se cumplieron 321 años de la muerte de la escritora mexicana Sor Juana Inés de la Cruz quien llegó a ser la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII.

Su espíritu siempre inquieto y su afán de saber y aprender la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.  sor juana

Reivindicación del derecho de las mujeres al aprendizaje

Entre sus obras se encuentra la carta «Respuesta a Sor Filotea de la Cruz» que en realidad se trata de una disputa con el obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz  quien le recomendó escudado en «Sor Filotea» que «se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres».

En respuesta Sor Juana reivindicó el derecho de las mujeres al aprendizaje, alegando que el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso».

Uno de sus más reconocidos poemas se llama Hombres Necios.

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
 
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
 
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
 
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
 
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
 
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
 
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y a otra por fácil culpáis.
 
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
 
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
 
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
 
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
 
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
 
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
 
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
 
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia

juntáis diablo, carne y mundo.

 

Es increíble notar que aun hoy, más de 300 años después, es igual de relevante y necesario el mensaje que allí transmitió, donde claramente crítica la incoherencia de los dobles estándares morales que se aplican a mujeres y hombres.

Pese a lo contundente de su postura, y la réplica que dio a la crítica del obispo de Puebla, la presión de la Iglesia la afectó profundamente; tanto que, poco después del suceso con el Obispo, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa, señalan sus biógrafos. Murió en 1695 mientras ayudaba a otras monjas que habían contraído cólera durante la epidemia que devastó México.

Nosotr@s la seguiremos recordando por sus reconocidas obras, y por su coraje al alzar la voz por los derechos de las mujeres a una educación y carrera intelectual.

Sin duda, Juana Inés fue una de las primeras feministas del continente, mucho antes de que ese término existiese.

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