Recientemente un primo me contó una experiencia bastante perturbadora. Él se había mudado recientemente a Colombia y estaba por ingresar a un nuevo trabajo como ingeniero; como en casi todas las empresas, le pidieron una evaluación médica como requisito antes de comenzar.

El día antes de los exámenes una de sus futuras compañeras le aconsejó que fuera en ayunas pues le harían pruebas de sangre, pero para su sorpresa su evaluación obligatoria no incluía ningún examen de sangre. Un poco confundido le preguntó a otro de sus compañeros varones cómo había sido su examen y este le explicó que en Colombia es una práctica común solo pedirle exámenes de sangre a las mujeres para saber si están embarazadas. Ni siquiera se molestan en disimular y hacerles los mismos tests a hombres y mujeres por ahorrarse una plata.

Esta práctica, aunque súper sexista y discriminatoria, es bastante común pues las mujeres siguen siendo castigadas por su potencial reproductivo. Cada día somos sometidas a discriminación laboral a causa de nuestro género, nos castigan por nuestro potencial reproductivo y quedamos relegadas a puestos inferiores o tal vez a nunca entrar de lleno al mercado laboral.

Se entiende como discriminación por maternidad a cualquier tipo de distinción, exclusión o restricción a causa del embarazo, es decir, toda acción que menosprecie a una mujer, en calidad de empleada o solicitante de empleo, a razón de embarazo, parto o alguna afección médica relacionada.

Sin embargo, aunque casi todos los países del mundo cuentan con leyes que protegen a las embarazadas, muy pocos explícitamente prohíben este tipo de prácticas en cualquier aspecto del empleo, como: la contratación, el despido, la remuneración, las asignaciones laborales, los ascensos, la capacitación o los beneficios complementarios. Allí está el gran detalle.

Ilustración: Will Uzcátegui, @dameunzoom
Ilustración: Willy Uzcátegui (@willycartoon) para Onda Feminista.

La protección de la maternidad es un derecho laboral consagrado en diferentes leyes universales, tales como la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. Sin embargo, el reciente informe de la International Labour Office asegura que estas leyes no se cumplen. ¡Vaya sorpresa!

La realidad es que 830 millones de mujeres trabajadoras no cuentan con la protección adecuada al momento del embarazo, es decir pueden ser despedidas por esta causa, obligadas a renunciar o pueden no recibir la remuneración que les corresponde durante el permiso post-parto.

Globalmente, solo 40% de las mujeres cuentan con el derecho de licencia por maternidad, mientras que solo 34% recibirá un pago durante ese tiempo. La mayoría de los países del mundo otorgan al menos 14 semanas de permiso post-parto, de acuerdo a lo sugerido por organismos internacionales, y solo 3 países no ofrecen remuneración alguna durante este período: Estados Unidos, Oman y Papua Nueva Guinea

Actualmente, 78 países tienen la figura de permiso paterno, y este es remunerado en el 90%. El permiso paterno es un período corto después del parto en el que los padres pueden acompañar a su pareja y atender al recién nacido, generalmente va desde los 3 hasta los 15 días.

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Países europeos han empezado a implementar la figura del permiso parental, que es un período de tiempo en el que uno o ambos padres pueden encargarse del niño luego que termina el permiso post-parto. Este tiempo generalmente es no remunerado, pero muchas naciones ofrecen bonos a los padres para que lo tomen y así comenzar a cambiar los estereotipos de género. 

En cuanto a discriminación se refiere, según la International Labour Office toda mujer tiene derecho a:

1. Conservar su empleo si sale embarazada.

2. No ser rechazada durante procesos de reclutamiento a causa de embarazo o potencial reproductivo.

3. Regresar a su misma posición una vez finalizado el permiso post-parto

4. Conservar los mismos beneficios laborales.

5. Contar con flexibilidad de horario para amamantar.

Foto: AP/Christian Lutz
Foto: AP/Christian Lutz

En 114 países se prohíbe la discriminación laboral con base en el sexo o género, pero solo 44 mencionan al embarazo como posible causa (sí, para muchos no está implícito). Adicionalmente, solo 47 países prohíben la realización de pruebas de embarazo como requisito para acceder a un empleo, a pesar de que leyes internacionales califican esta práctica como discriminatoria.

El problema está en lo difícil que es monitorear los despidos por causa de embarazo, parto y lactancia.

Por desconocimiento de las leyes que las amparan o miedo a las represalias, las mujeres simplemente no toman ninguna acción contra empleadores y así las prácticas discriminatorias se perpetúan. Lamentablemente aunque la legislación en esta materia existe, no se cumple o resulta insuficiente.

Ya es momento de que se deje de castigar a la mujer por su potencial reproductivo o por tener familia. Es un hecho inalterable que son las mujeres las únicas que pueden salir embarazadas, por ende es el mundo el que se debe adaptar a esa realidad, no al revés. ¡Estamos en el 2016!

¿Has sido discriminada por estar embarazadas o conoces a alguien que sufrió esta discriminación?
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