Silvia estaba casada con un mexicano, y eventualmente see trasladó a vivir a México donde tuvieron un hijo. Cuando el bebe tenía dos años decidieron divorciarse e iniciaron la lucha por custodia.
En el juicio el exmarido utilizó argumentos machistas para devaluar su capacidad de madre: «Decía que yo hacía topless, que no quería bautizar al niño, que un día le mandé fregar los platos y que eso afectaba su hombría, que le gritaba»comenta Silvia.
Silvia no creyó que este tipo de acusaciones prosperasen en la sentencia de divorcio, pero el juez 42 de lo Familiar del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal le retiró la guarda y custodia de su hijo con el razonamiento de que no cumplía con el rol de madre «tradicional».
«El juez dijo que yo no podía cuidar a mi hijo porque soy atea, porque no tengo el rol de mujer sumisa y que por lo tanto debía ir a terapia para asumir las tradiciones mexicanas y los roles de género».
«Además, dijo que es mejor que mi hijo se quedara con su padre porque es hombre y los hombres se han de criar con hombres“, se lamenta Silvia con impotencia en una entrevista en video que pueden ver aquí.
Ante este dictamen tomó la decisión de regresar a España con el menor buscando amparo ante una sentencia que consideraba increíble. Pero tampoco en España la justicia le dio la razón. El magistrado del juzgado número 24 de Madrid Juan Pablo González del Pozo resolvió en 2014 que el niño debía regresar con su padre a México debido a la denuncia que interpuso su exmarido por sustracción de menores.
Silvia lleva dos años sin ver a su hijo. No puede viajar a México. La detendrían porque allí continúa acusada de un delito de sustracción de menores.
La sentencia de Silvia llegó a los medios tras haber recibido uno de los Premios Garrote de la ONG Women’s Link Worldwide que busca denunciar las peores decisiones judiciales para la equidad de género, aquellas que tienen un impacto negativo y discriminan a las mujeres y niñas.
Información extraída de reportaje original de Cadena SER y video de La Vanguardia.