Hace dos semanas me encontraba con un compañero de trabajo, que me preguntaba si era verdad que las venezolanas son las mujeres más hermosas del planeta. Hay algo que es verdad, sin duda somos las que tiene más coronas y títulos de bellezas. ¿Eso quiere decir que todas las mujeres venezolanas somos las más hermosas del mundo? Malas noticias.
Es una generalización absurda, la belleza difiere mucho de una cultura a la otra. La belleza ha sido uno de los grandes temas de la filosofía, sería muy pretensioso –además imposible- de mi parte tratar de armar la teoría ultima de la belleza. Pero es aún más pretencioso pensar que sólo porque se gana la corona de Miss Universo, esa mujer sería considerada igualmente de hermosa en Japón, o en cualquier país de África, Rusia o Arabia Saudita. En cualquier caso, tal vez la mujer más bonita del mundo occidental.
Decimos que somos las más hermosas porque ganamos el Miss Universo. Pero la verdad es que son las mises las que ganan, un numero selecto, ínfimo de mujeres que son seleccionadas por Osmel Sousa para pasar bajo el más estricto entrenamiento los meses previos al concurso Miss Venezuela.
Mucha gente ignora o se le olvida que El Miss Venezuela es un Negocio: ganar coronas en un certamen internacional no significa que seamos hermosas, sólo significa que el negocio va muy bien.
Nosotros vemos el glamour y las escarchas de la noche más linda, pero ¿que hay detrás? Millones de dólares.
El Miss Venezuela es desde hace décadas la emisión de televisión más sintonizada del país. Junto al Miss USA, es el concurso de belleza nacional más sintonizado en el mundo. El miss Universo le pertenece a Donald Trump y el Miss Venezuela al grupo Cisneros. No por casualidad, de los hombres con más dinero y poder en el mundo.
¿Cómo genera dinero el Miss Venezuela? Anuncios y patrocinantes. El concurso ha llegado a durar 5 horas de transmisión. 5 horas donde mantiene el rating número 1 y absoluto de la televisión nacional. Marcas y empresas gastan cientos de millones de bolívares en anunciar sus productos justo en ese momento.
Para el año 2009, tener derecho a un espacio publicitario durante la transmisión del miss Venezuela costaba alrededor de 1.350.000 y 2.700.000 Bsf. –Basta hacer un ejercicio de imaginación para entender lo que significa esta cifra en esa época-
“Con esto la marca tendría la participación en 5 programas antes de la elección, también el producto abre y despide el espacio y durante la transmisión podrá ser visto hasta 3 veces en cuñas de 20 segundos…” según artículo de pluma volátil.
El eslogan “las mujeres venezolanas son las más bonitas del planeta” es parte de la estrategia de marketing de esa industria. Así me lo diría un amigo español hace 4 años, y yo pegaría el grito en el cielo, luego de que el me dijera “mujeres bonitas hay en todos los países del mundo”. ¿Cómo se atreve a decir eso? Las venezolanas somos las más hermosas, crecí repitiendo esto como mantra.
¿Entonces qué es el Miss Venezuela y el Miss Universo? Es parte de la industria de belleza que mueve millones de dólares en el Mundo. Es un Show que parece que sólo tiene importancia en Venezuela, mientras que en otro países apenas y si lo sintonizan un porcentaje muy bajo de espectadores.
El Miss Venezuela es parte de la industria de la belleza. Una industria que genera cientos de millones de bolívares, anualmente en Venezuela. Somos el país per capita que consume más maquillaje en el mundo. Y más preocupante aún donde se producen más operaciones estéticas.
Piensa en todo el dinero que se genera: desde los desfiles de la reina del carnaval, pasando por las cientos de academias de bellezas que existen el país, luego por la industria de cosméticos, las cirugías estéticas y concretándose en la noche del Miss Venezuela. Donde se vende espacios publicitarios por cientos de millones de bolívares.
Según el Nacional para el año 2012 las operaciones plásticas duplicaron al año 2011.
¿Y cuál es el problema?
Porque nos convencimos de que es normal. Porque nos convencimos de que para valer como mujeres debemos ser deseadas.

Los niveles de obsesión que ha alcanzado la cirugía estética es preocupante, y tenemos que dejar de mentirnos con el discurso comercial de “es bueno para la autoestima”.
¿Cuando fue que nos convencimos que debemos alcanzar este estereotipo? ¿Cuando fue que nos convencimos que debemos parecer actrices de telenovelas para ser mujeres exitosas?
¿Realmente la mujer venezolana mide 1.80 y lleva las medidas 90-60-90? Sin duda las Mises si, porque fueron escogidas, luego entrenadas y operadas para que lo lograran, se dedicaron por meses exclusivamente a tener una dieta estricta y pasar 4 horas en el gimnasio. El problema es que ya no diferenciamos la ficción de la realidad. Y creemos que pasando por el quirófano, lograremos los estándares de bellezas, y si de ñapa agregamos dos veces más de silicona, seremos dos veces más bellas.
“Es un problema cultural que es aprovechado para mercadear la cirugía plástica y los procedimientos estéticos. Hay una presión en aquellas personas que no se sienten bellas y tratan de estar a la par. Venezuela está obsesionada con la belleza, con la búsqueda de la perfección física. Me están diciendo que para ser deseado debo estar buenote” Psicólogo clínico Alberto Barradas.
Entrevistado por el Nacional.
BUENAS NOTICIAS:
No, no tenemos porque cumplir con ese estereotipo vil, tenemos que dejar de creer que lo que vemos en la televisión es la vida real.
Preocuparse por la apariencia física no es absurdo, sino todo lo contrario, es un síntoma de buena autoestima. Pero hay quienes estiran esta verdad para transformarla en una media verdad peligrosa, entonces de ahí quieren justificar que obsesionarse con la belleza es tener aún más autoestima.
La obsesión por la belleza nos convierte en seres egocéntricos y arrogantes, y sobre todo debilita nuestra autoestima. Si ponemos tanta atención en nuestro aspecto físico, si nos preocupamos día y noche sobre nuestro cabello, si ponemos tanto tiempo en como nos vemos, y tenemos expectativas muy altas sobre el resultado. Cuando las cosas no pasan como queremos nos sentimos peor.
Tenemos una visión distorsionada pero además grotesca sobre lo que nos merecemos por el hecho de poner tanta atención en como nos vemos. No podemos tener el titulo de Miss Venezuela, pero si creemos que nos merecemos todo lo que viene con el par de tetas: la vida de ensueño.
Por algún motivo nos estamos creyendo el cuento de que si somos bellas, seremos exitosas, y estamos recurriendo a la cirugía para re-afirmarnos. Gracias a la campaña exitosa del Miss Venezuela, nos creímos el cuento de que “cualquiera de nosotras podría ganar”.
Osmel en un arranque de sinceridad lo dijo “la belleza interior no existe, eso lo dicen las feas para justificarse” una vez mas, nos creímos el cuento de que da igual si soy simpática y chistosa, o de que si soy odiosa y amargada, los hombres lo que quieren es que esté buena.
“No lo hice por lo demás lo hice por mi” Supongamos que Fulanita se convence de que con esta operación reafirmará su autoestima. Muy bien por fulanita, tal vez logró lo que quería y ahora es una persona feliz y segura de si misma.
La pregunta que nadie se esta haciendo es ¿Por qué? ¿Por qué fulanita para sentirse segura de si misma tiene que abrirse el pecho con bisturí y ponerse 500 cc? ¿Por qué se le ocurrió que es precisamente operándose las tetas se va a sentir mejor? Porque es aceptado en Venezuela, porque se ha normalizado.
Si fulanita hubiese nacido en España o Alemania, o en China probablemente no solo no se le ocurriría, sino que pensaría que es una locura.
¿Por qué tiene mas sentido pasar por una cirugía mayor para aliviar el autoestima antes que pasar por un psicólogo, hacer ejercicios, conseguir un hobbie o practicar Yoga?
La estética también es parte de la cirugía plástica, y es completamente entendible que un ser humano emocionalmente sano quiera recurrir a ella. No me cabe la duda sobre esto. Pero es ¿entendible que una mujer físicamente sana decida someterse a una operación para ponerse unas tetas gigantes, que van directamente en contra de su salud al largo plazo: provocando dolores de espalda?
Esto es también un problema de salud, cientos de “cirujanos” operan en la clandestinidad, no tienen las licencias ni cumplen con las regulaciones. ¿Realmente cumplen el principio de “estética”? ¿Como puede un verdadero profesional de la salud, acceder al capricho inconsciente de sus pacientes –o tal vez clientes – , y hacer mamoplastias exageradas que deterioran su salud?
Hoy más que nunca, somos una sociedad que se está transformando… todavía no me queda claro si hacia algo bueno o malo. ¿Es la obsesión por la belleza parte de esta transformación? ¿ O más bien, están surgiendo voces que en un atisbo de cordura critican el Miss Venezuela y su industria tétrica?
Jamás me atrevería a criticar a las mujeres que han decidido pasar por una intervención quirúrgica, porque entre ellas cuento a amigas, primas, tías y hermanas. Mujeres que admiro, quiero y considero muy inteligentes y valiosas.
Mi crítica es directamente dirigida al Miss Venezuela, a Osmel Souza, a la industria de la belleza. Mi critica es a todo aquello que se interpone en el proceso de la mujer y su empoderamiento.
En un país donde el 25% de los embarazos son embarazos adolescentes: siendo el primer país en Suramérica. En un país donde el derecho a la reproducción sexual de las mujeres es un chiste, y la violencia de género pasa por debajo de la mesa. Las mujeres como colectivo debemos reorganizar nuestra prioridades. Es obvio que el empoderamiento de la mujer en Venezuela, más que necesario, ¡es crítico!
Extracto de entrevista a Osmel Souza
-¿Qué dice de la miss Venezuela Mariana Jiménez?
-Está perfecta de cuerpo. Estamos trabajando en la oratoria. Va a dar guerra, porque irá preparada. Es disciplinada. Claro, es deportista. Lo que se le dice que debe hacer, lo hace calladita la boca. Estaba pesando 64 kilos y ahora se mantiene en 57, como le dije.
Artículo publicado originalmente en el blog personal de la autora.