Llegamos al final del 2016. Un año más que se va y toca hacer recuento de lo vivido. Por eso esta nota se trata, tristemente, de la violencia de género que sigue siendo la principal causa de muerte en mujeres en el mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas, en promedio, doce mujeres mueren diariamente a causa de la violencia de género que es comunmente practicada por parejas o familiares; sin embargo, todo indica que hay un subregistro de los casos, lo que hace más difícil atacar el problema, y lo que también significa que hay muchas más mujeres sufriendo este flagelo de lo que todos pensamos.

Utilizando como base la cifra oficial, esta nota de fin de año necesitaría 152 páginas Microsoft Word en blanco para escribir la lista de las 4.380 mujeres que murieron en 2016 solo por el hecho de ser mujeres. Lucía Perez, Yuliana Samboní y Greily Ortega son solo tres de los casos que reportamos, pero la violencia contra la mujer está tan normalizada que las féminas asesinadas terminan siendo solo nombres que engrosan las listas.

En mi opinión uno de los principales problemas es que la violencia de género no se considera un problema sino hasta que llega al uso de la fuerza, pero se ignora que la mayoría de los casos comienza con el abuso emocional o acoso callejero que se va incrementando hasta llegar a la violación y el femicidio.

«Los índices de violencia a nivel de pareja en América Latina y el Caribe, de acuerdo a las encuestas de la Organización Mundial de Salud (OMS) son del 29%. O sea, que un 30% de la población ha dicho sufrir violencia física por su compañero», aseguró a Sputnik Adriana Quiñones, asesora regional de ONU Mujeres para la eliminación de la violencia de género.

Asimismo, Latinoamérica contiene 14 de los 25 países con mayores índices de violencia de género, de acuerdo con estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas. Por ello, es también interesante analizar cómo este problema social afecta el ámbito económico de los países.

Según estimaciones del Área de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo, la violencia de género le cuesta a América Latina entre el 1% y el 4% del PIB, pues durante diversos períodos de tiempo las mujeres víctimas de la violencia dejan de ir al trabajo (por obvias razones) lo que impacta no solo la economía global sino la personal, sumiendo a la mujer en la precariedad y dependencia económica que perpetúa el ciclo del maltrato.

De igual forma, cada caso de violencia de género genera gastos médicos y judiciales que el Estado debe asumir para garantizar que los derechos de la mujer sean respetados. Aunque sabemos que los recursos muchas veces se utilizan mucho más en la defensa del agresor que de la víctima.

Pero la verdad sea dicha, nuestros países no se preocupan por la violencia de género ni por razones humanitarias ni por razones económicas. Por eso, esta nota de fin de año no contendrá la pregunta «¿hasta cuándo?», pues ya sabemos que la violencia no disminuirá hasta que se tomen políticas públicas firmes orientadas al castigo del delito y al cambio de la cultura patriarcal.

Mas bien, mi interrogante en esta oportunidad es: ¿cuándo les empezará a importar?

Felices Fiestas a las que están vivas y sanas para celebrarlas y a quienes no son cómplices de la violencia machista.