Uno de estos días estaba revisando las redes sociales para enterarme de los últimos acontecimientos de la crisis venezolana y me encontré con esta perla:
Esta cuenta de Instagram (de la que borré el nombre porque ni siquiera viene al caso) editó una imagen de unos Guardias Nacionales Bolivarianos (GNB) y en los escudos puso piernas de mujeres. Para dar un poco de contexto, los GNB han reprimido y asesinado jóvenes venezolanos por 50 días y a quien hizo este montaje no se le ocurrió mejor insulto que decirles que usan falda y por ende son unos cobardes. Es muy triste que la forma que encontraron de insultar a quienes han maltratado a mansalva sea llamarlos mujeres.
Lo mismo ocurre cuando le dicen a alguien que corre como una nena, que juega como una mujer, que sufre de histeria, y demás insultos donde el común denominador es que eres inferior por ser o parecerte a una mujer. Incluso, con insultos homofóbicos, como tildar a alguien de «marico», «mariposón», «pato», etc., se utiliza la feminidad como insulto, pues para la sociedad resulta impensable que siendo un hombre te quieras parecer a una mujer o tener los gustos tradicionalmente asignados a las mujeres.
Yo estoy cansada que se utilice mi género como un insulto. Estoy cansada de que las cualidades que sean apreciadas por la sociedad esten relacionadas con el género masculino únicamente, como si las mujeres no fuéramos valientes, inteligentes o audaces.
Utilizar expresiones como: «¡ahómbrate!», «pónganse los pantalones», y afines, solo contribuyen a extender el machismo y la misoginia en una sociedad donde de por sí la contribución femenina fuera del ámbito del hogar está subvalorada. Y esto tambien incluye los «cumplidos», porque sí, les cuento que decir que una mujer tiene más «bolas» que cualquier hombre es machista y perjudicial para la sociedad.
En resumen, si como país queremos avanzar, si en Venezuela y Latinoamérica queremos tener una sociedad más justa, abierta y moderna, entonces tenemos que cuidar nuestro lenguaje y cómo nos expresamos. Porque cada vez que utilizamos la feminidad como insulto estamos perpetuando la opresión y violencia contra las mujeres y personas de sexo no binario; cada vez que valoramos más lo masculino estamos contribuyendo a que el mundo siga igual por muchos años más y a que las próximas generaciones de mujeres se sigan sintiendo inferiores y sean tratadas como tal.
Por favor, entendamos que usar la feminidad como insulto también entra dentro de la categoría de lenguaje violento. No seamos partícipes del machismo usando esas expresiones.