¨Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer no será humana¨ Henrik Johan Ibsen.

Leyendo esta frase, pienso que es algo curiosa el hecho de haber sido escrita por un hombre, pero al mismo tiempo representa el cambio de la sociedad y el tomar consciencia de la desigualdad.

Muchos años atrás la mujer ni siquiera era considerada un ser pensante, podría decir que simplemente éramos un objeto de posesión para hacer quedar al hombre como el gran macho. Desde los inicios del hombre en la tierra la mujer ha sido tratado como un objeto de envidia y complemento de los machos en la sociedad. Entre más linda la mujer perfecta, entre más fácil estupenda y entre más ingenua punto doble.

Los hombres querían mujeres guapas, que les temieran y que consideraran que necesitaban a un hombre para vivir, porque de esa manera podían presumir ante sus amigos la clase de mujer que había conseguido.

Sí, conseguido, como si las mujeres nos vendieramos en una tienda y estuviéramos ahí paradas a la espera del famoso ¨príncipe azul¨.

Es que todo lo que nos rodea tanto la sociedad misma, las redes sociales, la televisión, la música han desprestigiado a la mujer. Somos vistas como un premio a ganar, un animal a someter, un objeto sexual, como algo que podrías usar y desechar. Las personas pusieron esos estándares de que era la mujer como si eso definiera si realmente éramos mujeres o no. Pues tu mujer que lees esto, te informo eres mujer sin importar tus gustos, tu manera de actuar, tu vestimenta eres mujer porque así lo decides tú.

 Se nos enseñó a soñar con ese príncipe azul que nos libraría de todos nuestros problemas. Un vivo ejemplo de esto actualmente lo observamos en la nueva película de Disney Walk in Ralph cuando en la escena donde están las princesas hacen dicha referencia: ¨Ahora la pregunta del millón las personas asumen que todos tus problemas fueron resueltos porque un hombre grande y fuerte apareció. ¨ Tras de eso todas dicen al mismo tiempo que ella es una princesa. Entonces para ser una ¨princesa¨ debe aparecer un hombre grande y fuerte a mi vida, que enseñanza se trata de transmitir. Es increíble pensar como aun en pleno 2018 se les enseña a las mujeres a que solamente debemos buscar un hombre y además que debemos satisfacerlo, porque si el hombre nos desecha es culpa de nosotras.

El feminismo lucha día tras día para tratar de llegar a una igualdad en la sociedad, pero aun vivimos tiempos tan ambiguos que se necesita la unión de cada una de las mujeres de este mundo.

Ningún hombre, ningún padre, nadie en esta vida tiene el derecho de despreciar a la mujer. La mujer es fuente de vida, de sabiduría, de emprendimiento y de cambios. Desde los inicios de la vida en la tierra (variando desde tu creencia sobre el inicio de la tierra) la mujer fue y sigue siendo un factor importante para la creación del mundo tal y como lo conocemos. Con esto no me refiero al machismo. El machismo se origina del miedo del hombre al notar la capacidad que tenía la mujer.

Las mujeres somos nuestros propios príncipes, peleamos nuestras propias batallas, corremos ese campo de batalla a la meta, escalamos montañas hasta la cima, porque finalmente la mujer reconoce que la cima esta a su alcance.

Principalmente los hombres originaron el supuesto ¨insulto¨ corres como chica, peleas como chica, trataron de utilizar el término mujer como un símbolo de no ser nadie y de debilidad.

Pues yo corro como chica, peleo como chica, corro como chica porque chica nací y eso soy. Soy mi propia guerrera, mi propio príncipe, soy todo lo que la sociedad dijo que no sería y tu mujer puede ser todo lo que una vez te dijeron que no serias, porque en ti está la capacidad de alcanzarlo todo.

La pregunta es ¿Estás lista para romper los estándares que la sociedad te puso y demostrar que la mujer lo puede todo? Si tu respuesta fue un si, te doy la bienvenida a lo que es realmente tu mundo, si respondiste no rompe ese miedo y únete al movimiento que te ayudará a obtener el derecho que te mereces como mujer.

 El cambio de la sociedad ante la mujer está en tus manos, ¿qué harás entonces?