Sin duda alguna las feministas del pasado han hecho posible que hoy continuemos con su legado, es por ello que debemos conocer cómo hemos llegado a dónde estamos. En esta primera entrega haré un breve resumen histórico de las olas del feminismo, sus orígenes, reivindicaciones y fallos.
Cada vez que leo un comentario al estilo «las feministas de ahora no son como las de antes, esas sí eran feministas de verdad», o «ya no se necesita feminismo porque las mujeres pueden hacer todo, las feminazis lo que quieren es estar peludas», no puedo sino estremecerme. Y es que la verdad ese tipo de reflexiones vienen desde el más profundo desconocimiento de la evolución de las luchas feministas, y de cómo, hoy más que nunca, necesitamos feminismo para alcanzar un sociedad más justa tanto para las mujeres como para las demás minorías.
Y como el que no conoce la historia está condenado a repetirla, decidí hacer un breve recuento de las luchas feministas de los últimos 200 años y las lecciones aprendidas. Así que, ¡manos a la obra!
Primera ola del feminismo (siglo XIX – inicios del sigle XX): el sufraguista
Empecemos por aclarar que mucho antes del siglo XIX ya las mujeres habían notado y hablado sobre la subyugación femenina, sin embargo, estas conversaciones no se consideran femnistas pues no se cuestionaban el origen de la subordinación como un fenómeno pratiarcal. Con la ilustración muchas mujeres comenzaron a cuestionarse la imposibilidad de ejercer derechos civiles. Grandes personajes como Mary Wollstonecraft, concibieron las teorías de Russeau bajo una perspectiva de equidad de género, dando inicio al movimiento femnista. ¿Qué pedían las mujeres del siglo XIX? Derecho a la educación, al trabajo, al voto, y derechos familiares. Las mujeres en EEUU se vieron traicionadas en 1866 luego de que, a pesar de todo su activismo por la abolación de la esclavitud, el derecho al voto fuera aprobado para los esclavos y explicitamente negado para las mujeres. Así, luego de que las mujeres quedaran efectivamente imposibilitadas de cualquier participación ciudadana, a principios de siglo XX, nació el movimiento sufraguista. A partir de ese entonces, las mujeres, tanto de tendencia radical como conservadora, se organizaron y protestaron hasta conseguir que en en 1918 que el presidente Woodrow Wilson anunciara su apoyo al sufragismo, pero no fue sino hasta 1920 cuando el voto femenino fue posible en Estados Unidos.
Las sufragistas no reivindicaban sólo el derecho al voto, al sufragio universal. Se las conoce por ese nombre porque fue en el voto donde pusieron todo el énfasis. Confiaban en que una vez conseguido éste, sería posible alcanzar la igualdad en un sentido muy amplio. Las feministas de esta época reivindicaron el derecho al libre acceso a los estudios superiores y a todas las profesiones, los derechos civiles, compartir la patria potestad de los hijos y administrar sus propios bienes. Nuria Valera, Feminismo para Principantes
Segunda ola del feminismo (años 60′ – 80′): el radical
Durante las Guerras Mundiales el activismo feminista decayó. Naturalmente, las mujeres debieron asumir el rol obrero mientras los hombres estban en la guerra, y por ello fueron más y más satinzadas. No fue sino hasta 1949 cuando Simone de Beauvoir publicó su libro «El Segundo Sexo» que el feminismo resurgió en su segunda ola. En esta obra Simone explica cómo la existencia de las mujeres siempre había sido considerada en relación al hombre, quien siempre había sido el centro del mundo, idea que luego evoluciona para formar el concepto de «androcentrismo». Simone filosofa acerca de la evolución social que ha sufrido la hembra humana para dar lugar a la sumision histórica, concluyendo que no hay ninguna cuilidad biológica que la justifique sino solamente el valor añadido al rol social desempeñado por la mujer. De ese análisis se desprende la la famosa frase «no se nace mujer, se llega a serlo» que dará origien a la teroía de género, que aclara la separación entre rasgos biológicos (sexo) y el constructo social del rol (género).
En los años 60′, las mujeres tomaron consciencia de su propia opresión y de la restricción que representaba la obligatoriedad del modelo ama-de-casa-madre-de-familia. Así,en 1969, nace el Movimiento de Liberación Femenino, conformado por las conocidas feministas radicales, que buscaba transformar de raiz la participación de las mujeres tanto en el espacio público como en el privado.
Se definieron conceptos fundamentales para el análisis feminista como el de patriarcado, género y casta sexual. El patriarcado se define como un sistema de dominación sexual que es, además, el sistema básico de dominación sobre el que se
levantan el resto de las dominaciones, como la de clase y raza. El patriarcado es un sistema de dominación masculina que determina la opresión y subordinación de las mujeres. El género expresa la construcción social de la feminidad y la casta sexual se refiere a la experiencia común de opresión vivida por todas las mujeres. Nuria Valera, Feminismo para Principantes
Esta segunda ola de activismo se centró en los derechos reproductivos (desde la píldora anticonceptiva hasta el aborto), el campo laboral, la libertad y el placer sexual femenino, y la familia. En esta época fue cuando las mujeres crearon conciencia ginecológica no patriarcal, empezaron a conocer sus cuerpos y su sexualidad, se deshicieron de elementos que consideraba opresores (sujetadores, zapatos de tacón, cosméticos) en un esfuerzo por romper con el tradicional concepto de feminidad. Las feministas de la segunda ola buscaban redefinir lo que significaba ser mujer. Y por supuesto que lo visibilizaron, ya todos los mecanismos patriacales que perpetuaban (y siguen perpetuando) la opresión no eran visto como algo natural-cuasi-innato.
Sin embargo, una de las grandes críticas es que fue un feminismo centrado en las mujeres blancas, donde mujeres racializadas no tenían poder de participación y cuyos problemas eran ignorados por no ser méramente temas de género. Las líderes de la época pensaban que hablar de otras opresiones como la de raza, o clase, disminuiría el poder de la lucha, por ende el movimiento se dividió en tantos tipos como causas. Dando origen a la tercera ola.
Tercera ola del feminismo (años 80′ – actualidad): el intersecccional
Luego de los grandes sucesos políticos que solidificaron el feminismo, éste comenzó a entenderse a través de la experiencia personal. Cada feminista comenzó a trabajar sobre su propia realidad y se formaron muchos movimientos feministas que tenían sus características, tiempos y necesidades propias. La liberación sexual, la raza, el techo de cristal, el género como un espectro y no como un contructo binario, entre otros, son algunos de los temas más relevantes. El ecofeminismo, el feminismo negro, el feminismo chicano, el feminismo institucional gracias a la presencia de mujeres en organizacion como las NAciones Unidas, entre muchos otros, hicieron que cada grupo de mujeres se organizara según sus causas, y esto no quiere decir necesariamente que los feminismos estén enfrentados (aunque sí haya pasado), quiere decir que distintos grupos de mujeres se dieron cuenta de la necesidad de construir un movimiento más inclusivo, que no solo se preocupara por las necesidades de un cierto tipo de mujer.
Así, la ctivista y académica Kimberlé Williams Crenshaw, en 1989, acuña el término «interseccionalidad», que no es más que el estudio de las identidades de un individio partiendo del hecho de cada elemento o rasgo de una persona (por ejemplo raza, género, sexo, clase, religión, orígen, etc.) está unido de manera inextricable con todos los demás elementos; por ende, no se puede entender una experiencia de opresión de una manera unidimensional. Esta teoría explica por qué el movimiento feminista de los 60′ y 70′ no reflejaba a toda slas mujeres, porque analizar únicamente el género es quedarse corto. Una mujer no es solo mujer, es también de determinada raza, clase, religión y procedencia, y estos factores deben considerarse al momento de entender la opresión de género.
Es así como ahora podemos entender que aunque todos los padecimientos de género sean importantes, siempre va a haber alguno que sea más relevante para cada mujer, pues nuestras experiencias inviduales no se pueden analizar solo desde el género. Unas luchas se enfocan en acceso a la educación, otras en derechos reproductivos, otras en equidad salarial, etc. Todas luchamos por todas, cada una desde su trinchera. Con el feminismo interseccional hemos aprendido que la solidaridad radica en entender que cada hermana lucha por su causa y que eso está bien, porque la opresión sigue siendo profunda y por ende todas las reivindicaciones son legítimas. No hay una mujer más importante que otra, ni ninguna tiene derecho a decidir por todas las demás. Hemos entendido que el feminismo será interseccional, o no será.
En la segunda entrega hablará sobre algunos tipos de feminismo que existen en la actualidad, y sobre si estamos ante el nacimiento de una nueva ola.
¿Ustedes ya saben a qué corriente pertenecen? Cuéntenme en los comentarios.