La ropa desgarrada, la paliza previa, el callejón oscuro a altas horas de la noche, la soledad, los gritos y los llantos, la desesperación, lo desconocido, lo nunca visto, lo peor.
¿Eso es violación, no? ¿Eso es abuso, no?
Claro, eso entendemos, eso nos gusta ver, creer que es, pero en lo más profundo de nosotras sabemos que no es así, sabemos que es mucho más, que está siempre allí, al acecho, cuando vas al colegio, cuando sales a correr, cuando estás en tu casa, en tu cama con tu pareja, es como un suave soplo de viento que todo el mundo sabe que avecina tormenta y aún así hacemos como si nada, no queremos ver, no queremos pensar, porque el miedo a los truenos es demasiado grande para dejarle entrar.
Cada vez hay más gente dispuesta a darse cuenta de que la violación y los abusos no son solo a personas desconocidas que pasean por sitios oscuros, ebrias y con ganas de poner cachondo a alguien; cada vez hay más gente que eso no ocurre, eso no es verdad, eso es lo que el patriarcado nos ha dicho que es, para justificarse cuando se muestra reacio a cambiar, a salvar, a tratar el tema, porque sabe que ese sería el principio del fin, de su fin.
Ahora sabemos que tu pareja te está violando cuando te penetra y tú le has dicho que no querías, que tu amigo se aprovecha de ti cuando vas borracha y no quieres pero él insiste y a la mañana siguiente todo el mundo sabe que pasó, excepto tú. Ahora somos mínimamente conscientes de que estar sola en un callejón a las 4 de la noche tiene el mismo riesgo que salir a correr a las 10 de la mañana.
¿Saben qué es curioso? que ahora sabemos que todo eso pasa, pero cuando nos pasa negamos que seamos víctimas y no por rechazo a la palabra, sino porque su significado tiene algo que no nos gusta; ¿miedo de parecer débil?, ¿miedo de ser juzgadas?, ¿miedo de él? No lo sé.
Un día me levanté por el ruido ensordecedor de un llamado. Era mi amiga. En mi triste ignorancia pensé que llamaba para decirme que había salido, que se lo había pasado bien, que quizás había conocido a alguien o que le dolían los pies porque la habían pisado de por todos los lados. Cogí la llamada. Ella lloraba. Había bebido, había salido, había llegado a casa con las chicas y había ido un amigo nuestro con ellas.

Al llegar a casa él la había besado y ella a él, al llegar a la cama ella no quería y el insistió, ella dijo que no y él insistió, ella tenía sueño y el seguía insistiendo, él bajo sus labios por su pecho, por su vagina, le metió los dedos y ella no hizo nada, quiso dormir cuando terminó. Lloraba, no porque sintiera que no la había tratado como debía, tampoco porque se sintiera violada o mínimamente abusada, lloraba porque él era el ex de una amiga, porque así es, porque así somos, porque así nos crían, delicadas, sumisas y esclavas a la culpa, culpa que muchas veces no es ni nuestra.
Si robas es tu culpa, si matas es tu problema, si eres violada en ningún caso eres tú la mala, sea de día, de noche, en tu casa o en la suya, en un callejón o en un portal, si eres víctima no eres culpable, pero claro, asumir que eres víctima es lo que cuesta.
¿Por qué tanto miedo a la palabra?, si solo es palabra, somos víctimas de la corrupción y a nadie le importa, somos víctimas del clima y a nadie le importa decirlo, pero ser víctimas de otra persona que nos ha forzado, nos ha tocado e incluso, a veces de la que nos hemos fiado, eso no nos gusta comentarlo. Dilo cuando puedas, pero dilo, visibilízalo, cuéntalo porque lo que te pasó a ti, les pasó a muchas y como hermanas las ayudaras, les darás fuerza, porque si, te violaron. ¿Y? seguí con tu vida, no fue tu culpa, y eres fuerte, más de lo que él pensaba. ¿Te juzgaran? Puede, no mentiré, pero si tener miedo a la tormenta no evitó que lloviera tener miedo a la nube no evitará que salga pero salir con un paraguas te protegerá a ti, y tal vez en el camino podrás cobijar a alguien bajo él.
Yo te creo, tu créeme, yo te protejo y te lo cuento, tú haz lo mismo. Seamos hermanas, sigamos juntas, porque contra un sistema que nos quiere calladas solo podemos chillar y así acabar con él. Como las guerreras que somos les daremos la guerra que se han buscado, tumbaremos el patriarcado, si alguien lo construyó alguien lo deshará