Como mujer profesional, en un campo que es dominado por hombres, he percibido sorpresa cuando digo que soy encargada de un proyecto y no el hombre que me acompaña, he ganado menos que alguien que tiene el mismo puesto que yo, han dicho que mis logros laborales vienen de que he tenido favoritismo o alguna relación fuera del trabajo con mi superior. Y así, podría seguir enumerando situaciones que sé que más de alguna mujer comparte conmigo.

Sin embargo, quiero centrar este artículo en una lucha que pasa por muchos desapercibida, algo que la sociedad nos ha dicho que es normal y natural, una de esas cosas por las que nos llaman exageradas y dramáticas: El acoso sexual laboral.
Antes de empezar a escribir sobre este tema, busqué información en la web y había un común denominador en el 90% de las páginas que consulté decía “El acoso sexual laboral sigue invisible” y no puedo evitar preguntarme ¿por qué?
¿Por qué está bien “chulear” a tu compañera de trabajo al punto de hacerla sentir incómoda?, ¿por qué está bien que tu superior abuse de esta posición para insinuarte cosas? ¿por qué está bien que alguien siga insistiendo en “tomar algo” después del trabajo, cuando le dijiste que no mil veces? Solo si tenés la mente retorcida, estas cosas podrían estar bien. Pero por si no queda claro, nada de esto está bien.
De acuerdo a la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW), el acoso sexual laboral se define como: “Comportamiento de tono sexual tal como contactos físicos e insinuaciones, observaciones de tipo sexual, exhibición de pornografía y exigencias sexuales, verbales o de hecho. Este tipo de conducta puede ser humillante y puede constituir un problema de salud y de seguridad; es discriminatoria cuando la mujer tiene motivos suficientes para creer que su negativa podría causarle problemas en el trabajo, en la contratación o el ascenso inclusive, o cuando crea un medio de trabajo hostil”.
¿Parece que algo de eso está bien?
Lo repito: No está bien.
A medida leo más sobre el tema, me doy cuenta de cosas que he vivido y me han pasado desapercibidas. La Organización Internacional de Trabajo (OIT), reconoce que el acoso sexual laboral se puede presentar como chantaje, cuando te ofrecen un beneficio laboral a cambio de acceder a comportamientos sexuales.
La OIT sostiene que también aparece como ambiente laboral hostil, en donde la conducta del agresor lleva a la intimidación o humillación de la víctima, siendo estos comportamientos físicos, como tocamientos o acercamientos innecesarios (creo que la mayoría hemos pasado esto); Verbal, a través de comentarios, preguntas sobre el aspecto, estilo de vida, etc. (“¿Estás más delgada? Hoy sí que puedo invitarte a salir”); No verbal, con silbidos, gestos de connotación sexual o ese vídeo subido de tono que quieren que veas.

El artículo 165 del código penal de El Salvador cita: “El que realice conducta sexual indeseada por quien la recibe, que implique frases, tocamiento, señas u otra conducta inequívoca de naturaleza o contenido sexual y que no constituya por sí sola un delito más grave, será sancionado con prisión de tres a cinco años.”
Sin embargo, las mujeres no denuncian porque muchas veces el acoso viene su jefe, su superior, su par y corren el riesgo de quedarse sin trabajo. Y son tantas las madres solteras, son tantas mujeres cabeza de hogar, que no pueden darse el lujo de quedarse sin trabajo, entonces le ponen el precio de su salario a su paz mental.
En mi trabajo actual me ha pasado que el Gerente general dijo que mi jefe inmediato tenía algo conmigo por sugerir un aumento de salario por mi desempeño. Escribí que estaba enferma y su respuesta fue “venga, yo la voy a curar y tratar”, cuando me presenté a la oficina me dijo “Póngase la bata para que ya la pueda tratar”, me di la vuelta y me fui lo más rápido que pude de ahí.
Sé que cuando le cuente lo que me pasó a alguien, me dirán que estoy siendo exagerada, que son cosas que pasan y siento tanta impotencia y frustración escribiendo esto, porque estas cosas no deberían pasar, nadie debería sentirse así por hacer su trabajo.
Me duele mi país, me duele América Latina completa, me duele el machismo aún dominante en la sociedad. Espero que algún día tengamos Recursos Humanos con acciones para superiores en los trabajos, cero tolerancia ante cualquier comportamiento denigrante, poder hacerle frente a este tipo de situaciones sin ponerle precio a nuestra dignidad.
Fuentes: