En la educación hay un velo muy denso que cubre ciertas cuestiones de las que casi no se habla, lo que implica que muchos niños, niñas y adolescentes continúan creciendo rodeados de estereotipos y prejuicios que terminan mutilando sus libertades.
Ximena García es socióloga, uruguaya, especializada en cuestiones de género, y cuenta en su haber con proyectos como GEDUCA (surge en 2015 a partir de la necesidad de deconstruir estereotipos de género y promover el reconocimiento por la diversidad desde la educación mediante talleres, campañas audiovisuales, cursos y materiales didácticos, comienza como un voluntariado juvenil y termina consolidándose como una cooperativa con actividad tanto en Uruguay como en otros países de la región), ´Las aventuras de Ruli´ (libro infantil con perspectiva de género y diversidad escrito, ilustrado y publicado con el apoyo de la intendencia de Montevideo, que muestra la historia de una muñeca que visita distintas familias y espacios, cuestionando realidades como la división de juguetes, actividades, roles y tareas “femeninas” o “masculinas”, la discriminación a las identidades trans y más) y Regenerades (proyecto multiplataforma -radio, redes, Youtube y próximamente Spotify- que surge de la mano de una amiga periodista, Andrea Cammarano, quienes, en su espacio en radio dedicado a derechos humanos y género, detectaron la necesidad de tener más y mejores canales para hablar de temas de género).

¿Qué aspectos de la educación (académica o no) inciden en la formación de la identidad de niños y niñas?
Todes al nacer, más allá de las capacidades neuronales y físicas, en términos de aprendizaje somos “envases vacíos”, cada estímulo recibido es fundamental, de esto son responsables los agentes socializadores.
Así, los agentes proporcionan al niño o niña elementos con los que construirán la idea de qué es el mundo, cómo conocerlo, qué es peligroso, qué es malo y qué es bueno. La familia es uno de estos agentes (entendiéndola como toda la red de contención y apoyo emocional, físico, económico que tengan estos menores, los cuidadores, con quienes comparten su cotidianidad).
Los agentes externos son medios de comunicación, los videojuegos, que contribuyen a crear ideas sobre la interacción con el mundo. La escuela, como agente es uno de los primeros sitios donde se produce interacción entre pares.
Todo lo aprendido a temprana edad, se sigue construyendo durante toda la vida, los aprendizajes, creencias, experiencias, valores adquiridos en la primera infancia pueden luego deconstruirse, pero la reiteración de ciertas experiencias, emociones o estímulos puede llegar a ser determinante.
¿Qué lugar ocupa la diversidad dentro de la educación?
En la educación académica existe una división, hay un currículo visible y uno oculto, el primero consiste en una especificación de temas y contenidos a abordar con los alumnos, clasificándolos por grados/edades; mientras que el currículo oculto está compuesto por todas aquellas cuestiones que ocurren, pero no están escritas ni se habla de ellas, y aun así terminan teniendo gran impacto en la construcción de la identidad.
Por ejemplo, las filas divididas de niñas y varones, o el uso del lenguaje, no hay nada que diga que actualmente esto deba hacerse de cierta forma, pero muchas instituciones conservan prácticas arcaicas.
El uso de los espacios comunes, los lugares de recreación son androcéntricos, el varón es el primero en ocupar estos espacios, mientras que las mujeres se las relega al espacio privado.
Las niñas al salir al patio escolar, se encuentran con canchas de deportes que eran actividades masculinas, a ellas se les inculca que estos juegos son exclusivos para niños, lo que hace que no se sientan parte de ese espacio supuestamente común, retrayéndose, y cediéndolo a los varones.
En el régimen mixto, existen todavía secuelas de esa división original.
La educación es dinámica, se adapta, pero los currículos permanecen estables, como si estuvieran escritos en piedra.
Todo esto hace que la diversidad sea aspecto contrario al lugar desde el que esta se piensa, se busca en los orígenes homogeneizar, lo que, si bien posibilita que todas las personas que asistan sean alfabetizadas, hace que por otro lado se pierda la diversidad humana.
Pensemos en las personas con discapacidad, hay una forma de expresión y comunicación estandarizada, y un niño sordo por ejemplo debe ir a una escuela especial donde se utilice lengua de señas, esto dista de un sistema educativo inclusivo y diverso.
Haciendo una analogía con la diversidad sexual, las autoridades de un instituto educativo no deberían alarmarse si hay un niño trans o una niña lesbiana, sin embargo para muchos miembros de la comunidad educativa eso implica un problema, porque durante siglos fue un tema tabú.

En muchos países de América Latina se habla de educación sexual integral, ¿cuál crees que es el mayor desafío para su implementación?
La ESI es un derecho, pero como nos ha sido negado, muchos creen que los demás tampoco debe tener acceso; ocurre también que al ser algo nuevo aparecen miedos e incertidumbre, y se rechaza hablar de ello por desconocimiento, por no saber cómo responder a una pregunta, es importante reconocer que no se puede saber todo, pero poder ver la oportunidad de informarnos, capacitarnos, nunca eso puede ser un pretexto para expulsar o criminalizar a alguien.
Educación sexual es escuchar en la radio una canción misógina explícita, ver en tv contenido machista, recibir acoso callejero, que en la nomenclatura urbana haya mayoría de nombres masculinos, el porno, esa es la calidad de la educación sexual actual; todo esto nos da una pauta de cómo comportarnos sexoafectivamente, con quién vincularnos, qué comportamientos se esperan.
La ESI debe ser de calidad, y está regida por unos estándares de la convención de derechos, en el caso de niños, niñas y adolescentes es prioritaria para la construcción de su identidad, garantizando el desarrollo pleno físico y psíquico.
Para que se consolide es necesaria la perspectiva de derechos, de género, de diversidad, la afectividad, la relación con el cuerpo y las emociones, es intentar llenar los vacíos que se producen en torno a la sexualidad, que produce que muchos adolescentes lleguen a su primer encuentro sexual con miedo e ignorancia, que haya embarazos no deseados, que se generen expectativas y validación ligada a ciertos tipos de conducta.
Hay barreras institucionales que tienen que ver con la educación negada, con miedos, con lógicas basadas en el odio, con discursos religiosos, que se oponen a la educación sexual.
El mayor desafío es salir de ese lugar androcéntrico y adultocéntrico y evaluar que la educación sexual que hemos recibido no ha sido buena, y desde ahí posibilitar al otro un mayor grado libertad, es un ejercicio de deconstrucción y de desaprender, que desde lo individual repercute positivamente en el resto.
A nivel macro hay lógicas aun muy patriarcales, basta con ver nuestros legisladores, presidentes, directivos de empresas, fuerzas armadas, instituciones religiosas, a quienes mujeres y disidencias intimidan y con ello la ESI implica un riesgo, ya que hace que estas amenazas se tornen más poderosas y ocupen más espacios.
La educación con perspectiva de género abarca más que el derecho a la educación en sí, ¿qué la diferencia de la educación sexual (básicamente aspectos biológicos, fisiológicos y a veces reproductivos)?
La integralidad en la educación sexual se debe a que no es únicamente biologicista, ni binaria, ni heteronormativa.
La perspectiva de género es una dimensión dentro de la ESI que implica mirar las relaciones, creencias, costumbres. Es una categoría analítica, que estudia las diferencias construidas.
Así se empiezan a entender las grandes diferencias que existen, que surgen de esos aprendizajes que desde la infancia moldean a niñas y varones, atribuyendo a cada uno ciertas habilidades y limitaciones que no tienen que ver con nuestra naturaleza.
Es una forma de ver las relaciones de desigualdad y cuestionarlas en búsqueda de generar un cambio para relacionarnos de manera más justa.