Hace a unas semanas publicamos en nuestro Instagram una imagen destacando que en las violaciones sexuales la culpa es únicamente del que viola.  Tristemente, ayer una chica respondió a esta publicación con un fuerte mensaje machista que me impactó bastante.

Quizás no debió sorprenderme, después de todo ya sabemos que existen miles de mujeres machistas, que el machismo que la sociedad nos inculcó afecta a ambos géneros. Sabemos también que existe una cultura de violación que justifica al agresor y culpa a la víctima, y que la misma está muy extendida en nuestra cultura.

Pero aún así me dejó en shock leer ese nivel de odio de una mujer joven hacia su propio género. 

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Hoy repetimos: La culpa no es de la ropa, la noche, la minifalda o los tragos: es del violador y la cultura que lo justifica.

Esto no es solo una frase que nos gusta repetir a l@s feministas, es una realidad.

Las estadísticas dejan claro que no existe ninguna relación entre el vestuario y las violaciones. ONU Mujeres estima que 35% de las mujeres del mundo sufren algún tipo de violencia física o sexual en su vida, es independientemente de como se vistan, salgan de fiesta, viajen, o no. La mayor parte de estas agresiones son de personas conocidas, parejas, exnovios, familiares, compañeros de trabajo o escuela, etc.

Según la Organización Panamericana de la Salud, en Latinoamérica los niveles de violencia contra la mujer afectan de entre 17% a 53% de la población de mujeres en cada país de la región.

En cifras absolutas, se estima que la tasa de violencia sexual contra la mujer en América Latina contabiliza los 500 episodios por día.

Por lo tanto, los comentarios que culpan a las víctimas no son solo son misóginos y machistas, son también incorrectos y desconectados de la realidad.

CAUSAS
La imagen que publicamos en Instagram generando esa respuesta.

Por otro lado, la dignidad de una mujer (o de cualquier persona, realmente) y su derecho a ser respetada no depende de la cantidad de ropa que use.

Da igual si anda en microshorts, topless, o con un burka, sus derechos humanos no se miden por cuanta tela cubre su cuerpo.

Basta de llamar a las mujeres «putas» por querer vivir libremente, por querer vestir libremente, por querer amar libremente, por no conformarse con las normas machistas que nos insultan si nos salimos del molde de mujer sumisa. Ahora, si ser puta es ser libre, quizás nos deberíamos declarar todas putas orgullosas y robarle la palabra a quienes la usan para denigrarnos.

Nos encantaría más nunca tener que leer mensajes de ese tipo, pero ellos también nos recuerdan que falta mucho por hacer.  Aquí vamos a seguir trabajando en la equidad, no nos rendimos 😉

¡Súmate a esta causa! No permitas que se sigan difundiendo ideas de este tipo en tu entorno, y si te animas a escribir sobre temas de género no dudes en contactarnos aquí.